En el antiguo testamento el termino aparece regulado en el
Levítico
(aprox. 1.200 a. de C.) donde se puede confundir al esclavo con el
siervo.
Se diferencia claramente al esclavo que: siendo
extranjero se encuentra en manos de un judío, (Lv 25-44) en cuyo
caso se consideran una propiedad, por lo que se puede comprar o
vender, así como a sus hijos, e incluso pasan a formar parte de la
herencia, no teniendo opción a rescate por parte de su familia sino
solo a compra si el dueño así lo considera.
En cambio si un extranjero (en un habiente judío)
tuviera a un esclavo judío (normalmente por motivo de deudas o
condenado por un delito) este, aunque con las mismas condiciones que
en el caso anterior, tiene el privilegio de que pude ser rescatado
por su familia o incluso por sus recursos propios, consiguiendo así
la libertad, aun contra la voluntad del dueño. (Lv 25,47-49).
Diferente es el caso de un judío, propiedad de otro judío
(normalmente por las mismas circunstancias que en el caso anterior)
en este caso (Lv 25,36-41) tiene categoría de siervo y sus
condiciones de trabajo están mas reguladas y suavizadas. De
cualquier forma su cautiverio solo se prolonga hasta el siguiente
“jubileo”
(fiesta judía que se celebra cada 50 años) y a partir de la cual
será libre (él o sus hijos) sin ninguna compensación económica.
El Éxodo
(Ex. 21,1-3) en cambio suaviza este último periodo limitándolo a
siete años, trascurrido el cual saldrá libre junto con su familia,
y establece el ritual a seguir en caso de que el esclavo decida
continuar, esta vez de forma definitiva, en esta condición.
En el pensamiento cristiano: el concepto como tal no
aparece en ninguno de los evangelios aunque si el termino, como
referencia a la relación del una persona con Dios, Ejem. “Esclava
del Señor” (Lc
8,33) lo cual es llamativo pues si bien la relación subordinada de
un judío hacia otro se denominaba servilismo, si era frecuente la
relación de esclavitud dentro del pueblo romano con los que
convivían.
Vuelve a prestarse a confusión la diferencia entre siervo o
esclavo en la Parábola del Siervo sin Entrañas (Mt
18, 23-35) en ella, un señor amenaza a uno de sus siervos con
venderlo, así como a su mujer y a sus hijos, por un asunto
económico, lo cual refleja una situación de absoluta posesión por
parte del amo, mientras que por otro lado el mismo Mateo
en (8, 5-13) explica como un centurión romano ruega a Jesús que
salve la vida de uno de sus siervos “No soy digno de que entres
en mi casa, pero una palabra bastará para sanarlo” en un
fragmento de refleja una situación casi familiar entre ambos.
Una extraña ausencia a los esclavos o siervos se produce en las
Bienaventuranzas de la Parábola del Sermón de la Montaña
(de Mt
5, 3-12), donde hace referencia por ejemplo a los pobres,
hambrientos y otros que sufren por diferentes motivos.
Si esta explícitamente aceptada la relación de esclavitud en las
cartas de San
Pablo, en las que en varias ocasiones exige sumisión
al esclavo: “Todos los que estén bajo el yugo de la esclavitud
consideren a sus dueños como dignos de todo respeto” (1
Tim 6, 1) e incluso parece aceptar esta situación
como parte de las enseñanzas cristianas “Que los esclavos estén
sometidos en todo a sus dueños, que sean complacientes y no les
contradigan; que no les defrauden, sino que muestren una fidelidad
perfecta para honrar en todo la doctrina de Dios nuestro Salvador”
(Tit,
2 9-11)
San
Pablo es también muy estricto en cuanto al trato que
el esclavo debe recibir de su amo en algunas cita en las que a un
nivel espiritual sitúa en el mismo plano.
“Amos, obrad de misma manera con ellos, dejándoos de
amenazas; teniendo presente que está en los cielos el amo vuestro y
de ellos, y que en él no hay favoritismos” (Ef.
6,9.
“Al amo que obre injusticias se le devolverá conforme a esa
injusticia; que no hay favoritismos” (Col 3,25)
También deja claro, al menos en un par de ocasiones, la
aceptación de los esclavos dentro del cristianismo:
“¿Eras esclavo cuando fuiste llamado? No te preocupes. Y,
aunque puedas hacerte libre, aprovecha más bien tu condición de
esclavo.”
Por otra parte en la Carta a Filemón.
(1, 12-16) solicita sutilmente a este la liberación de un esclavo
(llamado Onésimo)
que ha aceptado el cristianismo.
En el Coran: si bien se acepta sin cuestionar el
concepto de esclavitud, si se establecen ciertas jerarquías y
comparaciones con los hombres libres, así en la Sura 2,221 dice “No
os caséis con asociadores (no musulmanes) hasta que no crean. Un
esclavo creyente es mejor que un asociador, aunque éste os guste
más”
Además regula sus condiciones de vida intentando suavizar las
condiciones en las que sus amos pueden disponer de ellos, como por
ejemplo aparece en el Sura
24,32 donde dice “casad a aquéllos de vosotros
que no estén casado y a vuestros esclavos y esclavas honestas”
.. “ si vuestras esclavas prefieren vivir cástamente no las
obliguéis a prostituirse para procuraros los bienes de la vida de
acá. Si alguien les obliga, luego de haber sido obligadas, Dios se
mostrará indulgente”; considerando el buen trato, e incluso la
liberación de esclavos una de las mejores obras a los ojos de Dios
“¿y como sabrás lo que es subir la cuesta? Es manumitir
(liberar) a un esclavo, alimentar a un pobre en tiempo de hambre a un
pariente próximo huérfano, a un pobre en la miseria” ,12-16de
hecho el termino Manunisión (Liberación) es repetido varias veces
en El Libro como obra muy meritoria e incluso como parte de una
penitencia o compensación por algún acto:
“Extended la escritura (liberar) a los esclavos que lo deseen
si recocéis en ellos bien, y darles de la hacienda que Dios os ha
concedido” Sura.24,33
“Un creyente no puede matar a otro creyente, a menos que sea
por error, Y quien mate a un creyente por error deberá manumitir a
un esclavo creyente y pagar el precio de sangre a la familia de la
victima, a menos que ella renuncie al mismo . . . Y si la víctima
era creyente y pertenecía a gente enemiga vuestra, deberá manumitir
a un esclavo creyente” Sura
4,92
“Quienes repudian a sus mujeres . . . deben antes de
cohabitar de nuevo, manumitir a un esclavo” Sura
58,3
Es los escritos del Báb: esta palabra solo es utilizada de
forma metafórica como condición del hombre en determinadas
circunstancias, como por ejemplo ante Dios o ante el pecado, pero no
en el sentido estricto que aquí tratamos
En los escritos Bahá’ís: Bahá’u’lláh la prohíbe expresamente la esclavitud en el
Kitab-i
Aqdas (Punto 72) donde dice “Os queda prohibido
comerciar con esclavos y esclavas. No corresponde a quien es él
mismo un siervo comprar a otro de los siervos de Dios y tal conducta
ha sido prohibida” Además en La
Proclamación de Bahá’u’lláh se reproduce una
carta escrita a la Reina Victoria donde dice “Hemos sido
informados de que tú has prohibido el comercio de esclavos, tanto de
hombres como de mujeres. Esto, en verdad, es lo que Dios ha ordenado
en esta maravillosa revelación”
Shoghi Effendi también verifica su prohibición en el prologo del
libro La
Sabiduría de ‘Abdu’l-Baha donde hace una relación
de normas de obligado cumplimiento dentro de la Fe Bahá’í