miércoles, 17 de agosto de 2011

MARIA MAGDALENA


“Lo que ella hizo por el mundo no puede ser calculado”
`Abdu´l-Bahá. (Londres)


            Relevante discípulo de Jesús, es mencionada en los cuatro evangelios canónigos, así como en algunos de los apócrifos. Es considerada santa para las iglesias Católica Romana, Ortodoxa y Anglicanas.

            Su nombre es un gentilicio que hace referencia a la aldea de Magdala, situada a las orillas del lago tiberiades, y salvo esto, la información que a través de los Evangelios Canónicos tenemos de ella es muy escasa, sabemos por Lucas (8:2 que fue curada junto con otras mujeres por Jesús en presencia de los doce apóstoles sacándole siete demonios del cuerpo, y que posteriormente ella los alojó y proveyó materialmente durante la predicación por  Galilea. Coinciden los cuatro evangelistas en situarla en la colina del Gólgota durante la crucifixión. También coinciden en que la primera persona que (en compañía de otras mujeres) es testigo de la resurrección de cristo, comunicándoselo a Pedro. Ademas según Juan 20:11-18 es testigo de una aparición de Jesús resucitado.

            El personaje esta sin embargo muy ligado a diversas tradiciones que, desde las diferentes iglesias cristianas, le atribuyen sin base alguna, (como el hecho de que fuera una prostituta) así como a ser identificada con otros personajes que nada tienen que ver con ella. En concreto la iglesia católica tiende a identificarla con:

-  La mujer adultera que Jesús salva de ser lapidada en Juan 8:3-11
-  La mujer que unge los pies de Jesús con perfumes y los seca con sus cabellos, cuyo nombre no se menciona en ningún lugar y cuyo episodio es relatado por Lucas 7:36-50, Marcos 14:3-8 y Mateo 26:6-13 (Hecho que hubo lugar en Betania por lo que puede referirse a Maria de Betania)
-  La María que disputa con Marta en Lucas 10:38-42
-  La propia María de Betania (hermana de Lázaro) que aparece en varias ocasiones en el evangelio de Juan (esta identificación de debe al Papa Gregorio que en el 591 dijo “Ella, la cual Lucas llama la mujer pecadora, la cual José llama María (de Betania), nosotros creemos que es María, de quien siete demonios fueron expulsados, según Marcos” esta teoría arraiga durante hasta el siglo XIX, quedado fijada en numerosa iconografía cristiana
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            En los evangelios apócrifos también aparece con frecuencia, como en el Evangelio de Pedro que la hace también primera testigo de la resurrección cuando dice “A la mañana del domingo, María la de Magdala discípula del señor -atemorizada a causa de los judíos, pues estaban rabiosos de ira, no había hecho en el sepulcro del Señor lo que solían hacer las mujeres por sus muertos queridos - tomó a sus amigas consigo y vino al sepulcro en que haba sido depositado 

            En el Evangelio de Tomas aparece en dos ocasiones con una relación tan cercana a Jesús como cualquiera de sus apóstoles y así como en el de Felipe en el que además la designa como su compañera en un curioso texto que dice “Tres caminaban continuamente con el Señor: su madre María, la hermana de ésta y Magdalena, a quien se designa como su compañera. María es, en efecto, su hermana, su madre y su compañera

            Existió también un Evangelio de María Magdalena del que solo se conservan dos fragmentos del siglo III en griego y otro (al parecer diferente) del siglo V en  copto mas extenso.

            Según la tradición ortodoxa se retiro a Éfeso junto con la madre de Jesús y el apóstol Juan y al morir sus restos fueron trasladados a Constantinopla (Donde existe aun su supuesta tumba).

            Posteriormente surge una tradición (en el mundo católico) según la cual María Magdalena junto con otras personas recorre el mediterráneo, predicando y huyendo de las persecuciones de Israel, desembarcando en la ciudad de Arlés (Francia). A partir de aquí viaja hasta Marsella evangelizando la Provenza hasta su muerte, y siendo sepultada en un oratorio situado en Villa Lata (Que tambien existe en la actualidad).

            Otra tradición, esta vez ortodoxa relata que tras la muerte de Cristo se dirigió a Roma a predicar el evangelio y que en presencia del emperador Tiberio obro un milagro en el que un huevo se volvió rojo el día de Pascua (de esta tradición se establece la costumbre de pintar huevos de colores en estas fechas)

            Ha sido fuente de inspiración de diferentes movimientos literarios como las Místicas españolas Sor Teresa de la Cruz y Teresa de Ávila (que se decían inspiradas por ella) y. recientemente circula la hipótesis de La Magdalena como esposa de Jesús que ha dado lugar a diferentes novelas sin base histórica ninguna como “La Cena Secreta” de Javier Sierra, “La Revelación de los Templarios” de Lynn Picknett y sobre todo “El Código Da Vinci” de Dan Brown entre otras.

            Es después de la Madre de Jesús la mujer que mas veces aparece citada en los evangelios

En los escritos Baha`is aparece citada por 'Abdu'l-Bahá en:

            Selección de Escritos  En el texto 68, donde la define como una campesina especialmente iluminada por la nueva revelación, y en el texto 93, donde explica como actualmente brilla por encima de mujeres relevantes de su época a las que ya no se recuerda.

            En las primeras paginas de las “Tablas del Plan Divino” 'Abdu'l-Bahá explica que la corona con que fue investida pasaría desapercibida en su tiempo, brillando mas tarde y hasta nuestros días.

            Posteriormente en las “Charlas de Londres” es citada en dos ocasiones: Primero en Byfleet el 9 de septiembre donde dice: “Muchas mujeres han reinado, de las que se recuerda por sus fechas históricas, y poco más es lo que se sabe de ellas. Pero María Magdalena es la más grande de todas. Fue ella la que con su amor fortaleció a los discípulos cuando la fe de éstos empezaba a flaquear. Lo que ella hizo por el mundo no puede medirse.

            Y mas tarde Durante sus últimos días en esta ciudad, hablando con unos amigos sobre la mujer y el trabajo que realiza dijo: ”Tras los padecimientos del Señor Jesucristo, los discípulos lloraron y dieron rienda suelta a su dolor. Pensaron que sus esperanzas se habían truncado y que la causa estaba totalmente perdida, hasta que María Magdalena fue donde ellos y los fortificó diciéndoles: "¿Mostráis duelo por el cuerpo de nuestro Señor o por Su espíritu? Si lloráis por Su espíritu, estáis confundidos, ¡pues Jesús vive! ¡Su espíritu nunca nos abandonará!" Así, gracias a su sabiduría y ánimos, la Causa de Cristo fue defendida para todos los días venideros. Su intuición le permitió percibir el hecho espiritual".

            Especialmente  llamativo es el texto citado por el historiador Sr. Balyuzi, en su libro “`Abdu´l-Bahá Centro del Convenio”  donde dice: 


            Esa noche después de la cena, en la sala de estar del 97 de la calle Cadogan Gardens, Él hablaba de Cristo y Su advenimiento, de los primeros cristianos y en particular de María Magdalena. María, dijo, se encaminó a Roma, buscó al Emperador e intercedió por los judíos a quienes perseguía Poncio Pilatos por haberlo engañado para condenar a muerte a Jesús. Los cristianos, le dijo María al Emperador, no deseaban venganza. Le suplicó que mandara orden a Pilatos de cesar la persecución de los judíos, y el emperador cumplió sus deseos.”

            El mismo autor cita en “Tablas de `Abdu´l-Bahá” Volumen II (del Francés) que en una tabla dirigida a una de las creyentes, ‘Abdu´l-Bahá se refiere a este acontecimiento protagonizado por la intrépida María Magdalena en la ciudad de Roma:

            ¡Oh tú, amada sierva de Dios. Ésta es la hora, éste es el momento en el cual, como María Magdalena (quien desató su lengua en la gran ciudad de Roma), tú puedes alzarte e involucrarte en la enseñanza del advenimiento del Reino de Dios y esparcir a los que escuchan en lo ancho y largo de la tierra, las buena nuevas del Reino de la Eternidad!”

            En referencia a la tradición que señala a la Magdalena como esposa de Jesús, esta queda descartada según indica la Tabla de Bahá'u'lláh a Napoleón III (citada por el Sr. JE Esselemont en el libro “Bahá'u'lláh y la Nueva Era” donde define a Jésus como “Aquel que no se desposó, no encontró lugar donde morar o reclinar su cabeza

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